sábado, 28 de abril de 2012

Las puertas del ágora



Sombra marginal
que pululas por la periferia
de los hogares concurridos;
vagabundo harapiento avergonzado
de tu imagen,
frente a los ciudadanos
honorables;
herida abierta, que
no encuentra asidero
entre los comensales
que se convocan a compartir el pan.

Algún día añorarás
disfrazarte de hijo de vecino,
para codearte entre tus pares.
Algún día desearás
ser la imagen en la memoria,
que evoca la ternura de una caricia.
Algún día anhelarás
que tus palabras dejen huella,
para que tus semejantes te extrañen
en tu ausencia.

Sin embargo, prefieres emborracharte
con tu imagen
frente al espejo;
dialogar con los seres inasibles
que construyes en tu interior;
pretender edificar un imperio
a escala
a tus pies.

Las puertas del ágora
lanzan murmullos
que seducen tus instintos.

Placentera reminiscencia
que hace brotar el deseo
de contemplar tu mirada
en otros ojos,
con el temor a quedar atrapado
en la esfera de tu naturaleza
deteriorada,
con el riesgo a ser víctima
del exilio de la voluntad
uniforme
que no acepta
tus diferencias.

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