martes, 31 de diciembre de 2019

Sísifo tiene problemas oculares



Mi castigo en el inframundo
es mucho más que empujar
una roca cuesta arriba
de la montaña
y repetir esta acción
hasta el fin de los tiempos.

La verdadera tragedia consiste
en esperanzarme cada vez
que creo alcanzar la cima
la desilusión violenta
que rueda junto a la roca
cuesta abajo.

Mas el castigo no ha sido
en reprimenda a ser el más astuto
entre los hombres de la Tierra.
Mi pecado es carecer del prisma
para reconocer con nitidez
planicies y cerros.

Veo con otros ojos y hablo
en un idioma distinto
relegado a situarme al margen
de los mortales
tras el absurdo del granito.

Cansado y viejo
la empresa inútil no acaba
perderé la vista por completo
sólo el tacto guiará el ascenso
sin haber sido capaz en vida
de dimensionar personas ni hechos.

miércoles, 18 de diciembre de 2019

Carta a mi yo del pasado




Joven, te conozco más de los que crees
sé que te extingues en ansiedad
buscas que tus pares te miren
a los ojos
y no por sobre el hombro.

Las compañeras de la universidad
despiertan tus hormonas
¿sabes?, no logras disimularlo.
Esto me preocupa.

Tu padre guardó
Silencio cuando le preguntaste
sobre el amor. Con alcohol
nublas tu mirada y sé
que por las noches lloras.

Le preguntas sobre la vida
a quien se te cruce.
No todos los caminos conducen a Roma.

Procura armar un nido
incluso dentro
de tu hogar, incluso dentro
de ti. Tus hermanos hablan
otro idioma descubre tus propias
palabras.

Cuando el hombre escala
la montaña siente vértigo
en el precipicio.  Es momento
de encuclillarse, replegarse
en su nido y observar
las hormigas caminar, cargar los víveres
hacia la colonia.

martes, 3 de diciembre de 2019

Artes Plásticas




Cartón, papel y cartulina de colores,
te imagino en la escuela
tal vez en séptimo básico, en Artes Plásticas
confeccionando el calzado
con esa habilidad que aún conservas.

Te conocí a los seis años
era entonces pareja de tu madre
despertaste mi ternura
al ver a esa niña que tiraba 
mi manga para jugar.

Ayudé a enseñarte a leer y escribir
con los años te entregué consejos
sin nunca pretender reemplazar a tu padre
mas sentía el cariño de serlo.

Tu curiosidad e ingenio me cautivaron
tierna compañía y soporte
de tantas travesías por la cuerda floja.

A los doce años me sorprendiste
con el regalo de este zapato de cartón
sentí llenarme de colores la piel
oxigenar mi sangre con vida
los colores del calzado adheridos
inundaron mi mirada hasta hoy.

Cada vez que siento flaquear mis piernas
observo el zapato en la repisa del librero
el suelo se hace más estable
y una fuerza me motiva a seguir el camino.