miércoles, 11 de octubre de 2023

El efecto mariposa


 

Fundirme en el mecanismo interno del celuloide
me apodero de la ficción en sus propiedades
soy el protagonista del filme “El efecto mariposa”
para dibujar sobre lo escrito el horizonte.
 
Gracias a mis cuentos y poemas, palabras en papel
soy capaz de retroceder años de sufrimiento
me instalo en mi época de juventud, a los 20 años
quiero hundir otros cimientos a mis días.
 
Estudiante tímido, escondo el llanto bajo las sábanas
no logro dar las palabras a mis pesares
deambulo solitarios por pasillos de la universidad
siento que nadie puede verme y mi óptica es brumosa
no descifro a la raza humana, menos a las mujeres
me enamoro perdidamente de una compañera
hija de un poeta que imprime melancolía a mis pasos.
 
En casa soy un perrito faldero, mendigo cariño, me utilizan
oscuros secretos se fagocitan durante la noche
busco la aprobación de mi padre
y él prefiere ocultarse en legajos burocráticos.
 
La podredumbre me invade en Santiago de Chile
cambiar de aires, emprendo la ruta tras la Cordillera
con el pretexto de dar vuelta la página
la novela de mis días se escribirá con tinta fresca.
 
Retrocedo hasta el año 1995 para enmendar
los tropiezos que golpearon mi mentón y orgullo
saldar con prisa las cuentas del pasado
decoro mi habitación con mis poemas en las paredes
un colchón abierto para observarme en los ojos
de mujeres a las cuales habito
las vetas del Roble se extienden a la luz matutina.
 
Rebobinar calendarios no significa alterar el diseño
el efecto mariposa es un ladino eclipse
celuloide replica las encrucijadas cual maldición
que me acosa por laberintos de años y caras familiares.
El error fue no vislumbrar el fondo del pozo
más que escoger el sendero a la claridad
aguas turbias no se remueven
con sólo alterar la dirección del viento.
 
Peligroso juego el de rasgar vestiduras
sólo contribuye a desnudar remordimientos.


lunes, 14 de agosto de 2023

Moloch


 

La especie humana esconde un demonio
depredador, sus escrúpulos fueron inmolados
a cambio de ambiciones rastreras.
Bronce que simula ser oro, metal de baja ley.
 
Los niños reciben el beso de su madre
por la mañana junto a la merienda
no sospechan, camino a la escuela
el orificio abre el pavimento.
 
Tragados por la ciudad, sin previo aviso
carne fresca que nutre la insidia
alimenta el poder de banqueros
y prestamistas
fariseos modernos al acecho.
 
Engendro que vigila nuestros pasos
envenena el sudor del obrero
acosa cada tecleo del oficinista
enturbia la leche de los infantes.
 
Moloch, falso ídolo rabínico o cananeo
en Cartago, La Habana o Santiago de Chile
no distingue raza ni creencias
crece bestial, fagocita la ingenuidad.
 
Escultura colosal de bronce
con maldad ígnea en su interior
seduce a inocentes, abusa de los menores
la pureza es tentación y goce
cada bocado de carne tierna
asciende cruel por desiertos y océanos.

 

domingo, 12 de febrero de 2023

Querellas

 



Para mi padre, Miguel Alejandro Robles Squella (1941-2008)


Abogado de profesión, orgulloso
eso supongo, nada más que estelas en el aire
pero el oxígeno no se aventuraba en lo profundo
lo sentía etéreo, papá, indescriptible con palabras.
 
¿Recuerdas nuestras discusiones?
¿el Plebiscito de 1988?, sé que yo te fastidiaba
era un niño, tan sólo 13 años
iniciaba una lucha simbólica con tu figura
pero mi secreta intención era conocer
tus entrañas, auscultarlas, navegar tu sangre.
 
Si te tildaba de privilegiado, súbita rabia
“privilegiado significa beneficio inmerecido”
litigabas sobre tu esfuerzo e inteligencia
el mérito que en vida permitió alcanzar logros.
 
En ocasiones te buscaba por la palabra
literatura, novelas y ficciones
tu imagen semidormida sentado en el sofá
la taza de café sin terminar reposaba a tu lado
y un frondoso libro en dominical compañía.
 
Hubo muchas querellas no resueltas entre nosotros
silenciadas, jamás se pronunciaron
quedaron ocluidas en los recodos de la palabra
esas perras negras que denunciaba Cortázar.
 
En posteros días te encaré con furia
argumentaba que de ti aprendí el doble filo
de la palabra, capaz de enaltecer como denigrar
rabia contenida que se fue por el desagüe
jamás encontró un pozo cristalino donde reposar.
 
No alcancé a conocer tu mirada transparente.

viernes, 27 de enero de 2023

La desventura del Gato con botas

 


Zángano, felino incompetente, parásito de la nobleza, haragán, habían sido algunos de los epítetos prodigados por el Marqués de Carabás a su otrora querido gato, quien no soportó tal humillación, tomó su saco y sus bien provistas botas, y emprendió camino fuera del reino.

Así sucede con aquellos que no se han esforzado por conseguir sus tesoros, se lamentaba el gato, y maldecía en contra de las volteretas del destino. Ni todo su ingenio y astucia habían sido suficientes para complacer a su amo. Por el contrario, el joven creía que el reino y la princesa eran fruto de sus virtudes, pagando con la ingratitud los obsequios del felino.

Hubo en las tierras del Marqués una epidemia de ratones, que asolaban los cultivos agrarios y espantaban el refinamiento de la princesa. Por su condición felina, el señor de Carabás había encomendado, con suma urgencia, la erradicación de la plaga al Gato con botas, en especial considerando su título de Primero ministro del reino. La astucia del mamífero no fue suficiente con la cuantía de los roedores. Habría sido más fácil engullir mil ogros, mascullaba el felino.

El Marqués decretó entonces el exilio del Gato con botas, quien ahora se le ve vagabundear por tierras baldías, mendigando unos granos de trigo, y dicen que se esmera por encontrar a los hermanos mayores de su anterior amo. Tal vez a ellos pueda ofrecer sus astutos servicios para duplicar los escuetos bienes recibidos tras la herencia.