En el páramo de la vida universitaria
avanzo a trancos por la masa humana
con un fardo de ingenuidad a cuentas
y la boca reseca por la aridez del ambiente
Te veo entre la multitud, tigresa
me clavas la mirada como puñal
salvaje en la voluptuosidad del paisaje
mi carne trémula
la silueta disminuye su tamaño de golpe
Con la insolación de los días, lánguido
te busco para sentirme vivo
encontrar un descanso a este infierno
refugiarme en la humedad de tu entrepierna
Imponente, con un halo feroz
de sensualidad directa
huyo de ti, me lamento más tarde
pobre espantapájaros
temo de mi sombra
Pasaron los años y te extraviaste
aún hay noches en las que sueño contigo
volver a sentir arder la sangre
abrazar mi piel con el líquido del rocío