jueves, 25 de septiembre de 2014

Chile diverso


Allende colocado en el tránsito histórico
herida indeleble en el derrotero de los progenitores.
Veo fotografías, reviso archivos,
lecturas documentadas
yo naci cuando la mecha había incendiado
las playas
los desencuentros generacionales son inevitables

Tardes soleadas en la parcela de Maipú
mi padre respira aire fresco
enarbola argumentos.
Rebato desde las ideas, los conceptos
él evoca la dureza de llegar a casa
con las manos vacías

Cappuccino en el casino de Televisión Nacional
escenario de hechos históricos, emblemáticos
los compañeros de práctica son menores
han distendido las noches veraniegas
cortejando niñas en Vitacura

Clamo:
-La bota prepotente fue inmisericorde
mordaza violenta en la prensa y en los poetas
cúmulo de osamentas navegando el Mapocho

Ellos son hijos de la bonanza neoliberal
crecieron con la imagen torcida de la Transición
al alero de la pantalla chica
encienden velas a la derecha progre-
sista

Me quedo mudo
oteo el horizonte con desencanto
como partido de rugby con jugadores ciegos
avanzo a cada paso, temo la arremetida imprevista
discursos de lenguas muertas

Sin embargo, hay un estupor mayor:
jóvenes responden con una mueca
las preguntas sobre el insomnio criminal
somos todos ciudadanos de la misma Patria

Cada cual construye su propio Chile

Brisa marina



A la poeta Bárbara Délano

También vi caer la nieve
sobre los duraznos desnudos
en el Jardín de mi infancia
y era pequeño, la melena con chasquilla
el Jardín extendió sus límites
traspasando las fronteras del mundo
y no sentí la brisa salobre de la playa
ni hundí mis pies en el mar de nieve
ardiente.

Los pasillos de mi casa eran un laberinto
cada pieza una estación olvidada
a las ocho de la tarde llegaba mi padre cansado
y en la cena familiar el televisor
exhibía imágenes desvaídas
reflejos imperfectos de las sombras.

Mi madre develó como un juego
la farsa patriota del Capitán General
y avanzados los años en el colegio
los rumores adquirían apariencia
cada vez más real.

Pude ver insomnes mudos los rostros
sin orillas flotando sin destino
en fotografías de la prensa clandestina
puedo verte
danzando sin cabeza
desnudo sobre las olas llameantes
mas desconozco tu nombre
no eres mi amigo, tampoco un familiar.
Muchos años después entendí:
las palabras ya no designan
objetos ni situaciones.

La bóveda del mar era un chisme
no rozaba mi piel
memorizaba historias y causas judiciales
y una niebla de pureza me acompañaba
distorsionaba los contornos
del pavimento escabroso y de la carne
putrefacta.
Angelito que sigue soñando con el Paraíso
enclaustrado en ficciones
historias en Tecnicolor:
el áspero rigor de la brisa marina
siempre llega
inevitable como la muerte.

Pagamos en este mundo la dulzura
de los duraznos bajo la nieve.