lunes, 18 de diciembre de 2017

Plumas marchitas


Karlita es una joven singular
tal vez oír esto le cause enfado
ella se ve por un lente empañado
ignora su encanto, puede brillar

Su ingenio es una piedra angular
Karlita lo moldea con cuidado
teme el destino al jugar con un dado
¿existirá atractivo similar?

Es un faisán ante un oblicuo espejo
mi reino porque aprecie su valor
y desista de ese mirar perplejo

Sueño que un día anide en el calor
comulgue con ese tierno reflejo
y sepulte para siempre el dolor

martes, 21 de noviembre de 2017

Olla a presión


por mis venas se acumula el caudal
marea en ebullición
rugosa, rasguña, restriega, corroe
vapor en las fosas nasales
mi cuerpo es una volcánica sierra

un toro mira penetrante la verónica roja
los ojos en sangre, palpitar en las sienes
y al interior de la olla una reyerta
moléculas colisionan al ritmo del ardor
un silbato augura desenlace

sensación ingrávida
paisaje desencajado

qué hacer con los escombros tras la debacle


miércoles, 8 de noviembre de 2017

Chica punk


Unhappiness, where’s when I was young
And we didn’t give a damn
Cause we were raised
To see life as fun and take it if we can”,

“Ode to my family”, The Cranberries


la tarde se extingue en el balcón, Celeste
en la Villa Olímpica, en el elevado piso
donde te abstraes del devenir urbano
y la luz trémula barniza las tazas solitarias

el living después del té es una imagen en sepia
antiguos fantasmas rondan la escena
como negativos de una fotografía ausente
y añoras la compañía en el cuadro familiar

ahora el camino luce diferente
atrás quedó la bohemia universitaria
los reportajes a la movida cultural
las noches en la Blondie y The Clash

el tan querido Immanuel Kant perdió el rumbo
seducido por las deidades de la lozanía
hipotecó el imperativo categórico por placer
la pequeña niña extraviada en el bosque

chaquetas de cuero guardadas en el armario
discos de Sex Pistols archivan polvo en el estante
es tiempo, Celeste, de iniciar la retirada
como secreto barco a la deriva

sábado, 14 de octubre de 2017

"Un despreciable clochard se apoderó entonces de la palabra", poema de Hernán Miranda Casanova



Yo soy el que merodea por ahí
            empujando un carrito de supermercado
Ese que lleva zapatones de obrero de la construcción
            y luce una falda plisada
            y cofia en la cabeza como señora rusa proletaria
De mí se dicen muchas cosas
            y es hora de aclarar antes que sea tarde.
Se dice que yo era un oficinista travesti
            que en las noches salía a rondar vestido de mujer
            y que un día no pudo volver al trabajo porque
            extravió la llave de su departamento,
y que pintado y con peluca fue sorprendido en la calle
            por la salida del sol
            y con el escándalo perdió pan y pedazo.
Una historia edificante a costa mía,
            con moraleja y todo,
            que inventó la multitud de travestis verdaderos
            que viven por acá
Yo sé que me miran detrás de los visillos de las ventanas
            vestidos
            con baby dolls y zapatos de taco alto mientras se
            peinan el bigote y alisan su maletín antes de partir
            al trabajo
Tampoco ha faltado el que inventó la historia
            de que soy un pillo que se disfrazó de mujer para
            robarse el carrito lleno de comida del supermercado
Y tampoco el que ha llegado a sospechar que yo sea un
            detective privado o un Sérpico
encargado de husmear en la basura para conocer detalles
            íntimos
            o averiguar sobre los negocios oscuros de mucha
            gente que pulula por aquí
Más de un niño ha imaginado alguna vez que voy a
            tirar el carrito y con una metralleta en la mano
            saldré persiguiendo a los bandidos
Todos son fantasías, las propias fantasías de los chuecos
            y pervertidos que se concentran en esta ciudad}
            donde ni las ánimas viven tranquilas
            y los desaparecidos no aparecerán jamás
            y los asesinos se ríen satisfechos detrás de la puerta
Soy un intelectual que ha hecho campañas orientadas
            a enderezar los rumbos de la ciudad
y las seguiré haciendo con el ejemplo
            no como un escritor que por aquí que posa de
            gourmet y sueña con ser famoso como Neruda
u otros pretenciosos que conservan hasta sus bacinicas
            esperando que algún día se les haga un museo
Yo ando con mi carrito recogiendo cosas útiles de la
            basura
            Doy testimonio contra tanto comunista
Y no soy travesti, en el buen sentido de la palabra. Digan
            si quieren que soy mitad hombre y mitad mujer.
            Soy la humanidad en movimiento. Pero de maricón
            no tengo nada
Si otros van a París, yo me muevo de Santa Lucía a
            Portugal,
            cruzo por Rosal y Merced, me traslado por Lastarria
            por Villavicencio.

Y no le pido plata a nadie. Ni ando vendiendo pomadas.

Soy un viajero y una viajera, dos en uno que se mueven
            por sus propias fuerzas
            que ni contaminan con humos ni con ruidos.
No me enojo si me comparan con el José y la María
            Pero no aguanto que me tomen para el fideo. Doy
            y exijo respeto.
Tampoco me gusta que me tomen fotos. Soy viajero pero
            no ando tomando fotitos como turista ridículo.

Lo que más me carga son los diarios y la Tele.
            Esos fariseos me merecen que yo entre a azotarlos
            Que les tire lejos sus monedas mugrientas
            ganadas haciendo negocio con las desgracias y
            miserias ajenas
Pero lo peor son las enseñanzas de la Tele
            que han convertido en arribistas
            hasta los mendigos.



Hernán Miranda Casanova
En “Este anodino tiempo diurno” (1990)

martes, 22 de agosto de 2017

El dique


el deseo fluye
caudal sobre la piel
natural escenario que despliega el paraíso
momento en que nos percatamos del dique

obcecados, los ladrillos
se amontonan sin remedio en el camino
puente que descansa sobre húmeda arena
cuestionamientos flotan sin asidero
el origen relegado
al oscuro subterráneo de la infancia

habrá que observarse en el espejo trizado
hurgar en el sustrato de antiguos pasos
o resignarse a la idea
de jamás bañarnos desnudos en la playa

sábado, 19 de agosto de 2017

Égloga


pastoreo en una meseta cordillerana
ovejas descarriadas y sumisas
al amparo de la sombra arbórea

un cielo amaranto me oprime
los dientes apretados
por el lobo con piel de cordero
mi oveja negra contenida

una brisa convierte en vapor
la erupción que asciende
desde el esófago hasta mi boca
náusea vengativa

el árbol del conocimiento
prodigó sensatez y mesura
indulgencia a las criaturas de Dios
sin sospechar el naciente vástago en el tronco
sierpe que asoma con insidia

se avecina la tempestad
a despeinar jovenzuelos
el día de primera comunión
abro mi corazón y dejo
que salga la serpiente
para morder el tallo más dulce

domingo, 6 de agosto de 2017

Castillo de hielo


me recibes en la puerta de tu casa
un insípido beso al reencuentro
cara a cara, solemnes
y comienzas la elegía

vapor de café, enciendo un cigarro
clavas tus dardos en mi piel
la herida sangra, me siento diluir
el fuego en tus ojos persiste
a tu mirada, soy un castillo de hielo

amor, pretendes que traduzca
del mundo a tus imágenes de infancia
emisario entre la urbe y tu claustro
y sólo aspiro que observes nítido mi pesar
por el castigo de tus bastonazos de ciego

jueves, 27 de julio de 2017

Paseo


el general de hierro observa
desde la altura de su caballo
las avenidas sosegadas
otrora bullentes de algarabía
marea desbordante tricolor

más abajo, sobre la explanada
mendigos arropados con frazadas sucias
beben vino en cajas de cartón
y ven televisión instalados a la intemperie

los avisos luminosos envuelven
muchachos punk azotando basureros
parejas se besan sobre el pasto húmedo
adolescente que lían cigarrillos de marihuana
jubilados leen novelas de misterio

sobre un banco de madera fumo
y el humo confunde mis ojos
que bailan incesantes por el parque
con la vana ilusión de volverte a ver

lunes, 24 de julio de 2017

Ofelia


en un instante de lucidez
una pausa al cataclismo rutinario
evoco los meandros sensuales del torrente
una breve liberación del agobio

en la loca carrera por la vida
momentos sutiles
la petite morte
placer que recorre las venas
una luz de abandono enceguece
silencio de contemplación sagrada
y nada importa
sólo el ritmo parsimonioso del respirar

el goce de paralizar los músculos
detener la máquina de moler carne
esfumar al monstruo
con el filo de una daga

si es más digno que en la mente soportar
los embates de la fortuna adversa*

demoler el circo romano
relajar los brazos
el anhelado descanso a la vuelta del día
me seduce y nada importa

desde la oscuridad me observa
Ofelia con sus negros ojos fijos




*William Shakespeare, monólogo de Hamlet, príncipe de Dinamarca

jueves, 20 de julio de 2017

La otra orilla


el musgo descansa sobre el tronco
como el atardecer sobre nuestros días
humedece la madera
y siembra en su corteza la podredumbre
que avanza sin descanso

al caminar los pasos resbalan
improvisado puente sobre el río
como los devaneos de la vida
la otra orilla está tan lejos

la mirada se pierde en el torrente
arrastra en su caudal a los muertos
en el mismo río hemos de bañarnos
con el sueño de besarnos sobre la pradera

domingo, 16 de julio de 2017

El cumpleaños


Basado en la obra El cumpleaños, de Marc Chagall (1915)

adorable mujer
estás a mitad de un paso
vestida de oscuridad
sobre una roja alfombra de pasión
con un ramo de flores entre tus manos
tu presente de cumpleaños
y los ojos bien abiertos

tu novio
ingrávido por tu encanto
tuerce el cuello y te besa
con los plácidos ojos cerrados

la belleza que acompaña
los pliegues de tu atuendo
merecen el gesto
y otros milagros

sábado, 8 de julio de 2017

El pozo


en el fondo
gestos que reflejan el clima de los besos*
goteras que prodigan sonrisas
danza contenida en globos oculares
tupidos bosques de vellos al tacto
silencios que desnudan escenarios
y anteojos que traducen lenguas muertas
son absorbidos por mis poros
para inflar las nubes del paisaje

un laberinto recorrido en un paso
separa al satélite espacial de mi cama
mientras,
evacuo elefantes del microscopio
resuelvo algoritmos con mis pezuñas
riego los campos con un reloj de arena
para asomar mi cabeza al pozo
y ver la hipnosis del sol



*Jorge Cáceres