el musgo descansa sobre el tronco
como el atardecer sobre nuestros días
humedece la madera
y siembra en su corteza la podredumbre
que avanza sin descanso
al caminar los pasos resbalan
improvisado puente sobre el río
como los devaneos de la vida
la otra orilla está tan lejos
la mirada se pierde en el torrente
arrastra en su caudal a los muertos
en el mismo río hemos de bañarnos
con el sueño de besarnos sobre la pradera
Dos poemas de Juan Carlos Céspedes, Colombia
ResponderEliminarACLARACIÓN
La otra orilla...
Todos los poetas hablan de ella
Pero no hay otra
Esta es la única.
MI ORILLA
… no hay muerte ni vida
y se es como el agua corriendo incesante
Hui-neng
Yo, que he sido ola /muerta en la orilla,
hoja seca hecha limo /en la tierra,
fiera reventada en la pradera /para los gusanos.
He vuelto al mar,
al árbol,
a correr el campo.
No me mató la palabra infame,
la frase hiriente,
la mirada torva.
Me hice azul,
elevé mis horizontes,
desplegué los sueños
y construí un hombre
inalcanzable para el terror,
el odio, la destrucción.
Me vencí venciéndolos,
creando mi propia orilla,
donde nada puede llegar.
Muchas gracias, María Isabel, por compartir estos bellos poemas de Juan Carlos Céspedes. Tuvo la sensibilidad de recordarlos, tan cercanos en las imágenes al poema que publiqué, que me emociona y amplia mis sentidos hacia otros significados otorgados en la poesía de este poeta colombiano. Son afinidades que me honran y le agradezco mucho hacérmelas notar.
ResponderEliminarUn gran abrazo