en un instante de lucidez
una pausa al cataclismo rutinario
evoco los meandros sensuales del torrente
una breve liberación del agobio
en la loca carrera por la vida
momentos sutiles
la
petite morte
placer que recorre las venas
una luz de abandono enceguece
silencio de contemplación sagrada
y nada importa
sólo el ritmo parsimonioso del respirar
el goce de paralizar los músculos
detener la máquina de moler carne
esfumar al monstruo
con el filo de una daga
si es
más digno que en la mente soportar
los
embates de la fortuna adversa*
demoler el circo romano
relajar los brazos
el anhelado descanso a la vuelta del día
me seduce y nada importa
desde la oscuridad me observa
Ofelia con sus negros ojos fijos
*William Shakespeare, monólogo de Hamlet, príncipe de Dinamarca
No hay comentarios:
Publicar un comentario