pastoreo en una meseta cordillerana
ovejas descarriadas y sumisas
al amparo de la sombra arbórea
un cielo amaranto me oprime
los dientes apretados
por el lobo con piel de cordero
mi oveja negra contenida
una brisa convierte en vapor
la erupción que asciende
desde el esófago hasta mi boca
náusea vengativa
el árbol del conocimiento
prodigó sensatez y mesura
indulgencia a las criaturas de Dios
sin sospechar el naciente vástago en el tronco
sierpe que asoma con insidia
se avecina la tempestad
a despeinar jovenzuelos
el día de primera comunión
abro
mi corazón y dejo
que
salga la serpiente
para morder el tallo más dulce
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