Yo soy el que merodea por ahí
empujando un carrito de supermercado
Ese
que lleva zapatones de obrero de la construcción
y luce una falda plisada
y cofia en la cabeza como señora
rusa proletaria
De
mí se dicen muchas cosas
y es hora de aclarar antes que sea
tarde.
Se
dice que yo era un oficinista travesti
que en las noches salía a rondar
vestido de mujer
y que un día no pudo volver al
trabajo porque
extravió la llave de su
departamento,
y
que pintado y con peluca fue sorprendido en la calle
por la salida del sol
y con el escándalo perdió pan y
pedazo.
Una
historia edificante a costa mía,
con moraleja y todo,
que inventó la multitud de travestis
verdaderos
que viven por acá
Yo
sé que me miran detrás de los visillos de las ventanas
vestidos
con baby dolls y zapatos de taco
alto mientras se
peinan el bigote y alisan su maletín
antes de partir
al trabajo
Tampoco
ha faltado el que inventó la historia
de que soy un pillo que se disfrazó
de mujer para
robarse el carrito lleno de comida
del supermercado
Y
tampoco el que ha llegado a sospechar que yo sea un
detective privado o un Sérpico
encargado
de husmear en la basura para conocer detalles
íntimos
o averiguar sobre los negocios oscuros
de mucha
gente que pulula por aquí
Más
de un niño ha imaginado alguna vez que voy a
tirar el carrito y con una
metralleta en la mano
saldré persiguiendo a los bandidos
Todos
son fantasías, las propias fantasías de los chuecos
y pervertidos que se concentran en
esta ciudad}
donde ni las ánimas viven tranquilas
y los desaparecidos no aparecerán
jamás
y los asesinos se ríen satisfechos
detrás de la puerta
Soy
un intelectual que ha hecho campañas orientadas
a enderezar los rumbos de la ciudad
y
las seguiré haciendo con el ejemplo
no como un escritor que por aquí que
posa de
gourmet y sueña con ser famoso como
Neruda
u
otros pretenciosos que conservan hasta sus bacinicas
esperando que algún día se les haga
un museo
Yo
ando con mi carrito recogiendo cosas útiles de la
basura
Doy testimonio contra tanto
comunista
Y
no soy travesti, en el buen sentido de la palabra. Digan
si quieren que soy mitad hombre y
mitad mujer.
Soy la humanidad en movimiento. Pero
de maricón
no tengo nada
Si
otros van a París, yo me muevo de Santa Lucía a
Portugal,
cruzo por Rosal y Merced, me
traslado por Lastarria
por Villavicencio.
Y
no le pido plata a nadie. Ni ando vendiendo pomadas.
Soy
un viajero y una viajera, dos en uno que se mueven
por sus propias fuerzas
que ni contaminan con humos ni con
ruidos.
No
me enojo si me comparan con el José y la María
Pero no aguanto que me tomen para el
fideo. Doy
y exijo respeto.
Tampoco
me gusta que me tomen fotos. Soy viajero pero
no ando tomando fotitos como turista
ridículo.
Lo
que más me carga son los diarios y la Tele.
Esos fariseos me merecen que yo
entre a azotarlos
Que les tire lejos sus monedas
mugrientas
ganadas haciendo negocio con las
desgracias y
miserias ajenas
Pero
lo peor son las enseñanzas de la Tele
que han convertido en arribistas
hasta los mendigos.
Hernán
Miranda Casanova
En
“Este anodino tiempo diurno” (1990)
La verdad que ve, siente y transcribe Hernán Miranda, merece el aplauso que nadie todavía hace sonar, y no es que los otros no valgan, pero queremos que sea con todos los dedos...
ResponderEliminarHernán Miranda Casanova es un tremendo poeta, con una mirada muy sensible y lúcida. Este poema es un acto de justicia.
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