martes, 3 de abril de 2012

Dominios Erráticos



Soñé despierto
que el desierto copulaba
con la pradera;
que musulmanes establecían una alianza
con los semitas;
que dos huérfanos tendían el cordón umbilical
de una prostituta
entre los bordes de un abismo
(un cúmulo zurció el cielo de oscuridad).

En el Juicio Final las multitudes
fueron divididas:
a un lado los justos y a otro lado
los pecadores.
¿Cuán nítida es la luz divina
que discierne con equidad absoluta?
(ahora un cirrus causa
simbiosis cromática y el cielo
es gris).

Por mi parte, veo convertido al delincuente
en héroe nacional;
al santo condenado a los círculos
del infierno;
a los escépticos alcanzando
la cima del poder
(el hilo de crin se dibuja
cual barra de acero
la espada es una caricia
maternal
Damocles duerme
una plácida siesta).

Limpio mis ojos y observo:
 a un indigente disfrutar un vaso de leche,
a un perseguido encontrar asilo,
una mujer estéril dar a luz,
(por las abundantes nubes
se abre un jirón
una piedra solitaria cae
de golpe).

Las imágenes se convierten
en círculos concéntricos.
Sumerjo mis manos y lavo
mi cara.
Una piel sin relieves
constituye mi rostro.

Me recuesto en medio de dos tierras;
la frontera de mi descanso es una balanza
en continuo vaivén.

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