miércoles, 11 de abril de 2012

Bota Prepotente



                                                  A Viviana Vigouroux

Una calle insidiosamente apacible donde
pululan mujeres,
hombres que pasean mastines.

Ancianas impregnadas en naftalina y susurros,
vigilan los movimientos del barrio,
hacen con sorna el aseo.

Un quiltro maloliente olfatea el pedigree de
las hembras marcando el territorio
con orina.
         
Banderas penden de los mástiles
al orgullo de neoliberales y
las imágenes en los televisores
muestran al Tirano.

Los soldados alimentan el morbo
al observar ociosos a las muchachas
al son de melodías.

Una niña de cabellos dorados
siente los manoseos
sobre sus curvas.

Por eso los milicianos se aterran cuando
su cobardía se devela.
La niña se convierte en mujer
alza su dedo medio, los encara,
sin temor les grita.

El barrio se escandaliza. Su patrioterismo
se derrumba.
La hipocresía se disuelve, el cielo
abierto a los ojos.


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