jueves, 19 de abril de 2012

Dádivas


Te regalo mi sonrisa ingenua
de niño desamparado,
para que acojas mi vulnerabilidad.
Te regalo mi talante sincero,
para que ilumines mi interior
con tu dulce serenidad,
y proyectes parajes bucólicos.
Te regalo mis ademanes letárgicos,
para que los acurruques en una comunión
de descanso enriquecedor.
Te obsequio mi precaria conciencia,
para que edifiques los cimientos
de nuestro porvenir,
en aras del respeto mutuo.
Te obsequio mi mirada profunda,
para cincelar tus sinuosas líneas
de mujer sensual,
que despierta
mis más apasionados deseos.
Te obsequio mi humilde pensamiento,
para que lo ordenes en una escenografía
de cariñosa sensatez,
que luzca orgullosa
nuestra capacidad de amar.
Te regalo estas torpes palabras,
para que circulen en tu sangre
mis anhelos más hondos,
y sepas rescatar el Quijote
que hay en mí.
Te regalo un abrazo protector,
para cobijarte en el cariño,
y sientas que nada puede derribarte
mientras permanezcas
en mi compañía.

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