lunes, 18 de junio de 2012

Mujer de cristal



                        A Viviana Vigouroux

Silueta de humo
que te escabulles
de las figuras heráldicas sociales,
para invadir mis pensamientos.
Figura curvilínea
que reemplazas a la línea
del horizonte,
para gobernar mis deseos
con atracción omnipresente
y ubicua.
Niña que habitas
en el interior de los cuerpos
de los adultos,
para resucitar
mi curiosidad por la vida,
aletargada en convenciones
sociales.

Tus suaves y delicados
contornos son pulidos
por mano divina
con material de cristal,
razón por la que emanas
transparencia,
y una actitud limpia y desnuda,
sin dobleces,
y a través de tu imagen
pulcra y cristalina
contemplo mi rostro
reverberante y sin maquillaje,
pues tu naturalidad despoja
de golpe
todas mis máscaras
en las cuales,
en un intento estéril y vano,
intento escudarme.

Tu sonrisa fresca
deshace mis prerrogativas de clase,
mi pedante instrucción
adornada de remilgos,
mis roces sociales
que no ocultan
las heridas por codazos
insidiosos.

Eres una náyade
que se suspende serena
en la fuente de la cálida
sinceridad,
y al sumergirme
en esas aguas
y sentir tu abrazo
apasionado
mi rostro recupera
su faz esencial.

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