martes, 9 de octubre de 2012

Pensamientos fronterizos



Apenas erguido en el límite de mis reflexiones,
con pensamientos que pululan
como aviones con destinos opuestos,
mi silueta mantiene el equilibrio en la línea divisoria
entre dos tierras que se debaten
aguerridas en sus dominios:
a mi espalda el infierno pedestre de cada día,
en mi horizonte el paraíso idealizado,
que amenaza diluirse en la efímera paciencia.

Concentrándome en cristalizar
mis pupilas nítidas
frente a la brisa del instante estático
(con el horror latente de trastocar lúdicamente
las líneas del mapa de la realidad),
bajo mis pies las letras armónicas
de la ficción subyugante,
en mis manos jirones de realidad
plasmados en horribles suspiros verbales.

La noche semestral tapiza el cielo
y aún espero el amanecer,
sueño con un ángel cegado que sostiene
en una mano una balanza en la otra un libro.
Imagino a un niño triste aprisionado
dentro del cuerpo de un hombre,
cruda fotografía de una figura inmóvil
(el reloj sonríe con sadismo
mientras gira sus manecillas).

Un halo divino que encumbre
mis músculos derrotados,
un peregrino que seduzca
a mis pies desnudos
a sentir la aspereza de los senderos,
una estrella que ilumine
mis aciagos laberintos mentales,
una caricia humana que levante
banderas blancas a mi tempestad interior,
los ojos de una muchacha
que reflejen mi sonrisa.

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