miércoles, 22 de agosto de 2012

El paraíso asilado en mi memoria



Acosado por ilusiones ópticas
que me hacen ver el pavimento
saltando a estrangularme,
(o el vacío apoderándose
de cada centímetro de mi cuerpo),
mi mirada deambula
por estaciones insípidas,
que desvanecen las manecillas
de los relojes del pueblo,
ahogándome en un silencio sepulcral
que inmoviliza a los rostros familiares
en fotografías rancias y anacrónicas.

Sueño de raíces penitenciarias
que agobia a los músculos de mi cuerpo
y evapora mi respiración,
condición inexorable que amenaza
con desdibujar mi silueta ante el espejo.

Es entonces cuando recurro
a mi refugio existencial,
edén inexpugnable a las tempestades
ominosas que circulan inadvertidas,
instante sereno en el que me asilo
de los embates de la intolerancia humana
y de la censura del curso del horizonte.

Mis sentidos se abstraen
en un estado inalterable,
donde mi memoria lanza sinuosas
pinceladas de tu hermosa figura,
y siento el vigor reconfortante
de los ríos caudalosos de la esperanza
al contemplar tu maravillosa sonrisa,
levitando plácidamente
en un paraíso de reminiscencia,
donde tu suave mirada se confunde
con la profundidad del cielo,
y no hay ejércitos beligerantes
ni osadas flotas aéreas,
que logren sustraerme
de la armonía espiritual
que tu delicada silueta me inspira.

No hay comentarios:

Publicar un comentario