He dibujado
tu silueta
sobre el
vacío,
y se me ha
anudado
un suspiro en
la garganta.
A mi
alrededor giran imágenes
de otro
tiempo y mi rostro es mudo;
sombras
apresuradas avanzan
por las
veredas de mi destierro,
transformando
mi talante
en una efigie
pétrea y sin nombre.
La palabra
naufraga en un océano
de anhelos
estrangulados
con la ilusa
esperanza
de poblar un
desierto olvidado.
Deseo de
secar la lágrima
del enfermo
en su lecho de muerte;
reencarnar
las caricias ausentes
en un abrazo
sincero;
construir un
sitio en mi interior
donde tu
presencia me inunde;
rasgar un
jirón al tiempo
donde
mutuamente
nos
contemplemos;
levantar un
puente
entre
nuestros pasados,
para habitar
una tierra de encuentro.
Tu imagen
etérea en mi memoria
como un sello
imborrable,
mis palabras
revoloteando
en tu
recuerdo hasta
esbozar tu
dulce sonrisa.
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