sábado, 22 de diciembre de 2012

Hoy no se fía, mañana sí



Me gusta escribir en primera persona.
Los académicos dicen que
el periodista no debe hacerlo.
Una amiga poeta me señaló
que era signo de egolatría.

No sé, pero parece que mi única
motivación es contar mi historia, pues
¿no tendemos subjetivamente a creer
que nuestra historia es única e irrepetible y,
por ende, de gran relevancia?

Reflexiones como esta se hace
el protagonista de “Hijo de ladrón”,
luego de auscultar las subjetividades
de sus compañeros de celda,
cada cual autor de la hazaña criminal
más heroica e insólita.

Los pascuenses autodenominaban
su ínsula “El ombligo del mundo”.
Bueno, yo, como quienquiera se
le ocurra definirme,
suelo pecar de egolatría al mirarme
constantemente el ombligo.

Y desgraciadamente no está limpio,
sino al contrario: ciénaga pestilente
a frustraciones y amargura,
con el hedor a fracaso y sumisión.

La vida… es sueño, son los ríos
que van a dar a la mar, que es el morir,
¿quién diablos sabe?
Pero por breve que sea nuestra
vana existencia en la tierra
(o en el cielo), nos esmeramos
en encontrarle un sentido,
una finalidad.

Como decía, frustraciones.
Es que siento que mi paso por sete mundo
ha sido como una comedia de humor negro,
como una cámara indiscreta sin ética
ni pudor alguno, o como si Dios
(si es que existe) fuera uno de esos
patrones negreros que explotan
inmisericordemente a sus empleados
en tareas inútiles, sólo por diversión.

Y cuando estos se alegran
por el anhelo del merecido descanso
y la justa recompensa,
estalla el sarcástico jefe en una
carcajada sardónica que sepulta
las esperanzas de los prometido,
aquello que ellos ingenuamente
aceptaron a cambio de regalar
su sudor.

Así parece esta vida:
money for nothing, fuera de servicio;
hoy no se fía, mañana sí,
o si nos creemos filósofos,
“Esperando a Godot”.
Como si la Tierra Prometida fuera
equivalente a la democracia:
una promesa incumplida
desde su gestación.

Pero hay que comer, abrigarse y dormir.
La vida no ofrece permisos administrativos
ni vacaciones con sueldo.

“Paren este mundo que me quiero bajar”.
Tonto iluso. Sobrevive mientras puedas
antes que te devore el pez gordo.

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