¿Tan
distintos somos? Cuántas veces me lo insinuaste, Andreíta: la diferencia de
edad, que yo vivo en Las Condes y tú en Conchalí (nunca pretendí que
reeditáramos “Palomita blanca”), que a ti te gusta el animé y yo prefiero la
nouvelle vague, que detestas la política y, en tanto, soy marxista. Disfrutas
los libros de vampiros mientras yo leo a Cortázar. Sólo nos une el departamento
de la calle Ejército donde trabajamos y la gata obesa que deambula entre los
computadores. Ahora, que la agencia cierra, pienso si has leído el poema sobre
el felino solitario de la Szymborska.
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