“El
viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen
los monstruos”, Antonio Gramsci.
El hombre me mira desde el espejo
luce
mayor cansancio
la piel demacrada, con menos pelo.
Intenta traspasar el cristal
aquel mundo debe estar en ruinas.
Era
necesario
arder Chile para sepultar lo podrido
incubar en las cenizas
florecer la luz de un rojo amanecer
lanzar vestimentas gastadas a la hoguera.
Pero en
la tardanza del claroscuro
deambulan monstruos en el espejo
trizan los huesos, conocen
cada centímetro de la piel.
Desesperado
sacudo mi cuerpo del esperpento
que asola la mente
coarta la vigilia
soborna los instintos en busca
de ver nacer una piel escamosa
que impida a los poros respirar.
Debemos
renacer
pero con la mirada cristalina
lavar los ojos
de aquella bruma arrogante
cuales nubes pomposas
que nos confunden y empañan
al tiempo la retina y el espejo.
la piel demacrada, con menos pelo.
Intenta traspasar el cristal
aquel mundo debe estar en ruinas.
arder Chile para sepultar lo podrido
incubar en las cenizas
florecer la luz de un rojo amanecer
lanzar vestimentas gastadas a la hoguera.
deambulan monstruos en el espejo
trizan los huesos, conocen
cada centímetro de la piel.
sacudo mi cuerpo del esperpento
que asola la mente
coarta la vigilia
soborna los instintos en busca
de ver nacer una piel escamosa
que impida a los poros respirar.
pero con la mirada cristalina
lavar los ojos
de aquella bruma arrogante
cuales nubes pomposas
que nos confunden y empañan
al tiempo la retina y el espejo.
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