lunes, 21 de septiembre de 2020

La obra



Cuarenta y dos kilos y medio
cargo sobre mis hombros
los siento como el peso del mundo
o de los días que se acumulan
en el letargo del aire seco
páramo donde se emplaza la obra.

Cada saco contiene el cemento
semilla que promete edificar
desafía las alturas por medio
de la ambición e ingenio humano.

Yo sólo me preocupo de trasladar
los sacos desde el camión al depósito.
Trayectos bajo la canícula del verano
me hacen sudar y ver borroso
no distingo a mi mujer que viene
a dejarme la vianda del almuerzo
ni a mi hijo para regresar a casa.

Todo sea por ganarse el pan
y compartir una cerveza con los amigos.
Los días se tornan más calurosos
el cemento pesa más sobre la espalda.

Falta poco, luego iniciará la obra
mis pasos endebles se esfuerzan
camino a tientas, no puedo seguir
se abre el pavimento y un agujero amenaza
con tragarme a un mundo desconocido.

Por las noches sueño que regreso al trabajo
no se acaban los sacos de cemento
se multiplican como plaga
no hay descanso, no es suficiente jornada
la paga no alcanza, hambre y soledad
la obra se pospone un día tras otro.

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