viernes, 18 de septiembre de 2020

Derribar monstruos


Luego del triunfo del Apruebo, el sentimiento de alegría invadirá a los chilenos. Celebraremos en Plaza Dignidad y la mañana siguiente será más luminosa. Sin embargo, no hay que descuidarse. Sangre envenenada circulará por las venas de la oligarquía. Ante la inminencia de la Convención Constituyente, la elección de representantes y la posterior- horror para ellos- redacción de la nueva Constitución que remplace al monstruo leguleyo de la dictadura, emergerán los espíritus siniestros del tinterillo Guzmán y de íconos televisivos de los ochenta, recelosos de ver mermado su poder simbólico.

Espectros de Enrique Maluenda, el Pollo Fuentes, Don Francisco, Antonio Vodanovic y periodistas como Claudio Sánchez y Julio López Blanco se conjurarán para dar vida a un engendro esperpéntico invocado a defender, con uñas y dientes, el legado de la oligarquía cívico- militar. Estemos atentos, un gigante al que llamaremos Godzilla, construido con las tierras patronales del latifundio y la sangre de los calicheros explotados por la industria del salitre, asolará esta larga y angosta faja, escupiendo prejuicios sulfúricos mientras canta boleros de la Pati Maldonado. 

Tranquilos, no hay que temer. Los cantos de Víctor Jara remecerán la tierra y en medio de la Plaza Dignidad resucitará el querido Negro Matapacos. Con el influjo de la memoria de Luis Emilio Recabarren, Elías Lafertte, Miguel Enríquez sobreviviente de calle Santa Fe y el Chicho retornando con vítores populares a La Moneda, al son de los compases de la Violeta, el perruno crecerá en tamaño y carisma, arremeterá furioso en contra de Godzilla, como solía enfrentar a los pacos de Fuerzas Especiales durante las protestas estudiantiles, y de un violento mordisco hará explotar un chorro de sangre infecta del monstruo oligarca, quien finalmente caerá derribado sobre la estatua del General Baquedano, muriendo monstruo y monumento anacrónico, que despiden olor a naftalina y chicha agria. 

Ya sin obstáculos, chilenos y chilenas podremos escribir con nuestra tinta más sensible las bases constitucionales del nuevo Chile, inclusivo y solidario, sin desigualdades de ningún tipo ni defensa de privilegiados. La vida después del Apruebo será radiante, pero no sin nuestra cuota de esfuerzo y defensa atenta de los ideales que lo inspiran. La lucha continúa. 


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