Vacaciones familiares en
La Araucanía
un balneario distante por
entonces
del prestigio turístico
que adquirió en el siglo XXI
en los 80 acogió a tres
familias pudientes
que solían compartir en sus
ratos libres.
Preadolescente tímido, fui
a pasear con mis hermanos
y los otros jóvenes con
los que veraneábamos
arrendar un bote por la
tarde
nos internamos varios
niños en el Lago Caburgua
una verdadera odisea en la
rutina inocente.
El sol se ocultaba y desde
la Cordillera
una brisa cálida nos
adormeció serenos
líquido apacible, el
tiempo se detuvo.
Hasta que la calma tornó
en peligro
el viento puelche fue
arrastrando
la embarcación aguas
adentro.
Es un episodio de
infancia. Salimos airosos
el remar con esfuerzo
convirtió esta aventura
más allá del susto, en una
anécdota
que recordamos las pocas
veces que nos reunimos
los niños de entonces
cuando fuimos adultos.
Días después de alcanzar
medio siglo de vida
evoco el viento puelche de
mi infancia
que se ha inmiscuido entre
mis sueños
sigiloso, inadvertido,
como un fantasma.
Al pavimentar rutas, al
izar andamiajes
el viento puelche ha
irrumpido anónimo
sin preguntar, sin previo
aviso
para torcer el curso
natural de los hechos
déspota entre prepotentes
y conducirme a parajes
insospechados
secuestro de voluntad y
raciocinio
como un pequeño bote de
niños en aguas recónditas.
Felicitaciones Gonzalo.Endulzaste esa peligrosa aventura escribiéndola como un bello poema.
ResponderEliminarMuchas gracias :)
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