La
locomotora lanza suspiros,
combustión
incesante de
cruces.
El
peregrino atravesó el
desierto,
pero
los granos de arena
eran
gotas petrificadas
de
sudor.
Condenado
a archivar tu risa en la penumbra.
Una
trapecista desafiando
las
alturas,
la
soga es un trozo de
horizonte,
en
tierra firme la sostengo:
lagrimas
de arena se acumulan
en
los relojes.
Condenado
a archivar tu risa en la penumbra.
Las
sábanas fueron zurcidas
con
legajos de proyectos.
Temo
que al despertar el invierno
toque
a la puerta, sediento,
a
pedir albergue.
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