lunes, 30 de junio de 2014

Enigma risueño


Hace años Wittgenstein, y gran parte de la
filosofía moderna,
lo establecieron con claridad:
el lenguaje está cercado en
sus límites.

Tú disfrutabas tanto al recordar el aforismo.

¿Cómo lo haces, amiga?

A veces creo que logras ver al niño recluido
tras el cristal empañado.

Pensamientos que traspasan la barrera de
la imaginación.

Puede ser, tal vez sólo se trate de un
amor platónico:
infante soñador que proyecta sus anhelos
en tus gráciles curvas,
     en tu sonrisa magnética.

Los madrigales desde hace mucho yacen
bajo tierra.
Tanta cursilería, rimas dulzonas,
pueriles palabras.

Sin embargo, no logro entender qué mundos
descubres tras mis pupilas.

No te culpo, los días transcurren
y ya no estás en edad
de pasear a un mozuelo de la mano
por jardines edénicos.

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