“¿Víctimas? No seas melodramático.
¿Sentirías compasión por alguno de esos puntitos negros si dejaran de moverse?”.
Diálogo de la película “El Tercer Hombre” (Carol Reed, 1949).
Cúspide
de la rueda de la fortuna
el
Tercer Hombre observa los escombros
Viena
destruida en la posguerra
hormigas
incesantes se mueven por doquier.
Insignificantes
puntitos
la
visión cenital
desde
las altas esferas del poder
barrigas
a punto de romperse
por
acumulación de caviar, cuscús y centolla
o
la pizza de Piraña en el cumpleaños.
¿Cómo puede haber gente
tan enguatada de paisaje?
obscena
glotonería
Lemebel
dixit.
Mucho
más abajo
las
famélicas hormigas
colisionan
en el tumulto
ciegas
y torpes
amenazadas
por las yemas de los glotones
no
seamos melodramáticos.
Las
jóvenes hormigas
cansadas
del hacinamiento en la Colonia
burlan
los torniquetes
la
mecha de la revolución enciende
pisadas
de gigantes se acercan.
El
final de esta película es sencillo
rasguña
el Gatopardo
todo
cambia
para
que nada cambie
decoración
roja del andamiaje
parque
de diversiones con nueva pintura.
Por
dignidad de las hormigas
asesinemos
al guionista
hay
que subvertir el desenlace
la
lucha debe continuar
esto
recién comienza.
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