tarde
de sábado en casa
nubes
amenazantes
el
frío se adhiere a los objetos
al
escritorio, a la lámpara mortecina
al
televisor que emite descalabradas voces
a
mi ropa tenue
a
mi piel y mis huesos
escaso
sueño hace alarde
en
mis ojos fibrosos
semana
laboral agotadora
el
colofón es una siesta profunda
al
alero del relato deportivo en la TV:
la
Roja campeón de América
recuerdos
que atraviesan fluidos mi cráneo
en
la vereda opuesta estarás compartiendo
con
tu marido y tu hija
tan
trivial, de repente
se
amplifican conversaciones
involuntariamente
empleo tus palabras
tus
ideas y ademanes
te
extraño, amiga
por
instantes creo que estás a mi lado
y
las situaciones laborales y cotidianas
son
aderezadas por tu risa efusiva
tus
bromas ingeniosas
tu
parpadeo de colibrí
las
malas noticias se saben pronto:
ha
muerto el deportista Carlo De Gavardo
mi
espíritu aficionado es paupérrimo
mas
lo escuché en una conferencia universitaria
emprendió
rumbo al cerro en bicicleta
acompañado
de su hijo adolescente
un
infartó lo fulminó a los 45 años
¿cuán
cerca está la muerte de nosotros?
vida
en fuga, tiempo desperdiciado
momentos
que escurren como agua
en
el fregadero
esos
muertos de mi historia comparten
la
tertulia sentados a mi mesa
la
sangre se me congela
el
aliento se evapora
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