jueves, 22 de enero de 2015

Sin embargo, creo


Ejercicio de raciocinio, abstraerse
(Aristóteles nos observa)
preguntarse por la condición humana
ser racional,
bípedo implúmedo
o las disquisiciones de Malraux:
necesitamos etiquetas para sostenernos del
abismo.


Creo en el hombre,
los dioses murieron hace tiempo
(Nietzsche es mi pastor)
mas no en todos los hombres,
embutido de ángel y demonio,
como dijera Parra,
la empalagosa miel es irresistible a las
moscas.


¿Cuántos han lanzado la primera piedra
y han escondido la mano?


El ser humano es el animal advenedizo por
naturaleza
embadurnado en excremento,
se alimenta de moscas
y alardea perfume francés en las vitrinas.


Enrique Santos Discépolo canta una oda,
respiran los puros de raza
aplomo digno de sentencia a morir
descuartizado como carne de carroña.


Pese a todo,
es mi porfía
una porfía humana,
demasiado humana
refugiarse en sentimientos nobles
dibujados por dentro de la coraza
de cartón.


Aún creo en la triste humanidad a riesgo
de sucumbir por inocente.

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