Para Lorena Leiva Cabrera
Pedalea,
Lore, no desistas
no
importa que el sendero
sea
cuesta arriba
que
esta cadena no se rompe.
Sobre
tu bicicleta avanzas
eludes
los sinsabores del paisaje
insidias
de automovilistas burgueses
y
zancadillas de colegas envidiosos.
Has
atravesado los campos de la Academia
y
hoy cruzas la Plaza de las Comunicaciones.
Sólo
te pido que no mires atrás
y
olvides el páramo etílico
donde
garzoneabas por las noches
en
un bar de humo
que
impedía mirarse a los ojos.
Pedalea,
Lore, vamos
queda
mucho trecho por recorrer
veamos
tu sonrisa transparente cruzar
las
grandes Alamedas de Santiago
amena
y efusiva en la compañía
de
frondosos árboles en tu camino
que
jamás te ocultarán el bosque.
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