“Una en mí maté
yo no la amaba”
Gabriela
Mistral
Hay
voces que interpelan
aparecen
en tus sueños
confunden
el sonido del grafito
sobre
el papel apoyado en la madera.
El
llanto de Yin-Yin desde el cementerio
Laurita
y Palma en pleno debate
por
atraer tu mirada
la
pequeña ultrajada en Montegrande
esa
que hablaba en versos
que
sus compañeros tiznaron el semblante.
Desterraron
a la poeta a un valle sin nombre
ofrecen
una recompensa por capturar
las
cenizas ardientes de la Otra
criminal
que se adjudica
todos
esos atentados celestes.
No
es culpa de las llamas, ni de la flor
ni
de las resinas de tu habla.
La
poesía es una ronda
de
niños muertos enlazados
por
murmullos de fonemas.
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