viernes, 26 de agosto de 2016

Ariadna


besos juveniles se sumergen en arena de playa
por pasillos de la Facultad, los ojos
esconden la mirada ante la silueta femenina
sostengo la mano de mi compañera
año tras año diluye su carne en el tedio
corren las líneas en la palma de mi mano
navego en los surcos
hilos se observan en paralelo
o se cruzan
forman nudos de afecto y tejen una trama
más similar a un laberinto
que a las figuras de la Violeta en el Louvre

las piezas del puzle asoman confusas
espirales sin de sentido
entonces pienso en ti y en los momentos
me reconozco en tu pupila
dibujo en una danza tus formas oníricas
sobre las aceras de la calle Lastarria
las yemas de tus dedos sienten mi piel
ese súbito calor iluminando mis huesos
y por instantes eres Ariadna
dulce hilo redentor del laberinto

2 comentarios:

  1. Gracias Gonzalo, por compartir tus manos, hermoso poema, el recorrido me ha dejado pensando que la Palabra bien escrita siempre nos redime de los laberintos, sobre todo cuando no sabemos cómo salir de ellos. Y que bueno no ser Neruda para verse en la pupila de otro y no imaginarme a la Violeta metida en un museo, sea el que sea. Ariadna que bello nombre para enredar todas las imágenes.

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    1. Muchas gracias, Marcela. Valoro mucho tus palabras y el compartir creaciones contigo. Un gran abrazo!

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