Jala con fuerza la palanca
ordena minuciosamente las piezas
en la banda continua, sin pausa
una gota de sudor en su frente
le recuerda el aire sofocante de
la fábrica, lúgubre, enrarecida
El tedio abraza su cuerpo exhausto
la cara tiznada es un augurio
por momentos, el obrero apoya su cabeza
sobre su puño, y sueña
con los trabajadores en blanco y negro
del filme de Fritz Lang que jamás ha visto
Desea compartir con su familia
un domingo de primavera en el parque
pero ese deseo es una mariposa bella
que se escabulle rauda
por las ventanas de la fábrica
subterránea
Como en los primeros poemas de Pavese,
aquellas narraciones sobre el trabajo,
las calles están hechas de alquitrán
y de la explotación del hombre por el hombre
Trabajar cansa,
el tiempo reservado a los afectos
se evapora, y la vida es una monotonía
mecánica
laberinto asfixiante, sin vía de escape
Sylvia Plath se suicidó a los treinta años
pensaba en lo cansador de leer, escribir,
vivir: mariposa en fuga.
Engranajes incesantes, cuánta vida derrochada
sin un instante libre para entender
cuál es el motor de la maquinaria
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