Tras la tormenta, no
siempre aparece
aquel cielo de Teillier
grato aroma en el sorbo de café
o el baile de la solterona loca frente al espejo trizado.
El buen amor suele
escurrirse en la criba
sedimentos amargos fijos en el paladar
nebulosas que entristecen la mirada.
Te imagino tras el
parabrisas
surcos acuosos en un fluir incesante
la expresión de tu cara con enigmáticas formas
horizonte que implosiona en un punto ciego.
Hubo un hombre que te
quiso bien
no supiste valorar ese amor
me lo confesaste, confiabas en mi oído
pese a que no alcancé a conocerte tanto.
Desnuda en medio de la
casa de espejos
insistía en que eras bonita
hubo golpes, machismo ultrajó tu mirada
confusión en el laberinto
tu mano extendida y el teléfono descolgado.
Extraño tu coquetería, el
ingenio de tus bromas
aquellos versos desgarrados y la profundidad
voz de tu llanto en susurro
extraviada como agua que cae por el desagüe.
aquel cielo de Teillier
grato aroma en el sorbo de café
o el baile de la solterona loca frente al espejo trizado.
sedimentos amargos fijos en el paladar
nebulosas que entristecen la mirada.
surcos acuosos en un fluir incesante
la expresión de tu cara con enigmáticas formas
horizonte que implosiona en un punto ciego.
no supiste valorar ese amor
me lo confesaste, confiabas en mi oído
pese a que no alcancé a conocerte tanto.
insistía en que eras bonita
hubo golpes, machismo ultrajó tu mirada
confusión en el laberinto
tu mano extendida y el teléfono descolgado.
aquellos versos desgarrados y la profundidad
voz de tu llanto en susurro
extraviada como agua que cae por el desagüe.

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